Wednesday, December 17, 2008

Buscar Pareja

un saludo para la gente de EstoyCerca.com, un sitio donde buscar pareja, amor, amigos, etc. Lo recomiendo a todo el mundo, ya que yo encontré al amor de mi vida en esa página y estoy muy muy muy agradecido.

saludos, aguarden!! este blog, pronto renacerá de las cenizas :D!

Saturday, September 09, 2006

Fragmento de la Biblia (libro de Job)


Yavé respondió a Job en medio de la tempestad, y le dijo:
2 «¿Quién es ese que oscurece mis designios
2 y habla de lo que no sabe?
3 Amárrate los pantalones como hombre;
3 voy a preguntarte, y tú me enseñarás.
4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
4 ¡Habla, si es que sabes tanto!
5 ¿Sabes tú quién fijó sus dimensiones,
o quién la midió con una cuerda?
6 ¿Sobre qué están puestas sus bases
6 o quién puso su piedra angular,
7 mientras cantaban a coro las estrellas del alba y aclamaban todos los hijos de Dios?
8 ¿Quién encerró con doble puerta el mar
8 cuando salía borbotando del seno materno,
9 cuando le puse una nube por vestido
9 y espesos nublados por pañales;
10 cuando le fijé sus límites
10 y le puse puertas y cerrojos
11 diciendo: “Hasta aquí no más llegarás,
11 aquí se romperá el orgullo de tus olas”?
12 ¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana o indicado a la aurora su lugar,
13 para que tome los bordes de la tierra
13 y eche fuera de ella a los malhechores?
14 El suelo entonces toma un color de arcilla
14 y se tiñe de rojo como un vestido.
15 Les quita su luz a los malvados
15 y quiebra el brazo que iba a matar.
16 ¿Has llegado hasta donde nace el mar
16 y paseado por el fondo del abismo?
17 ¿Se te han mostrado las puertas de la muerte?
17 ¿Has visto los porteros del país de la sombra?
18 ¿Has medido las llanuras inmensas?
18 ¡Indícalo, si lo sabes!
19 ¿Por dónde se va a la morada de la luz
19 y de dónde salen las tinieblas?
20 Si sabes ir hasta su casa,
20 podrías encaminarlas hasta allá.
21 Pero lo sabes, pues naciste antes que ellas
21 y grande es el número de tus días.
22 ¿Has llegado a los depósitos de nieve?
22 ¿Has visto las reservas de granizo
23 que guardo yo para los días de angustia, para el día de la guerra y del combate?
24 ¿De dónde sale y se difunde la luz,
24 de dónde el viento de oriente que barre la tierra?
25 ¿Quién abre un canal al aguacero
25 y una senda al estrépito de los truenos,
26 para que llueva sobre la tierra inhabitada,
26 sobre el desierto donde no hay un ser humano,
27 para regar las soledades desoladas,
27 y hacer germinar en tierra árida hierba verde?
28 ¿Tiene padre la lluvia?
28 ¿Quién engendra las gotas del rocío?
29 ¿Qué seno dio a luz al hielo?
29 ¿Quién engendra la escarcha del cielo
30 cuando las aguas se endurecen como piedras,
30 y se congela la superficie del abismo?
31 ¿Puedes tú anudar los lazos de las Cabrillas o desatar las cuerdas del Orión?
32 ¿Haces tú salir a su tiempo el lucero del alba
32 y guías a la Osa con sus pequeños?
33 ¿Conoces acaso las leyes de los cielos
33 y haces que sus decretos se cumplan en la tierra?
34 ¿Llegará tu orden hasta las nubes,
34 de manera que te responda un diluvio de aguas?
35 ¿Serás tú quien arroje los relámpagos?
35 ¿Acaso te dirán: “Aquí estamos»?
36 ¿Quién puso sabiduría en el ibis,
36 y dio inteligencia al gallo?
37 ¿Quién puede someter a las nubes,
37 y vaciar los estanques del cielo,
38 para que el polvo se haga barro
38 y los terrones se peguen entre sí?
39 ¿Acaso tú preparas la caza de la leona
39 y sacias el hambre de sus cachorros,
40 cuando están agazapados en sus guaridas
40 y se ponen al acecho en los matorrales?
41 ¿Quién prepara al cuervo su alimento cuando sus polluelos claman a Dios y se agitan hambrientos?

Canción de Invierno por Juan Ramon Jimenez Mantecón


Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?
Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?
No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...
Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.

Wednesday, June 28, 2006

El Cuervo, por Edgar Allan Poe


Cierta noche aciaga, cuando, con la mentecansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis libros,ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
que, para calmarr mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco volvióla a nombrar.
Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!".

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;

¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al avi y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más".

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡ Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!.

Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirige
hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,
dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
Por el Diós que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor , ahora entre ánngeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
no se alzará...¡nunca más!

La desesperación de la vieja, por Charles Baudelaire


La viejecilla arrugada sentíase llena de regocijo al ver a la linda criatura festejada por todos, a quien todos querían agradar; aquel lindo ser tan frágil como ella, viejecita, y como ella también sin dientes ni cabellos.Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables.Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos.Entonces la viejecilla se retiró a su soledad eterna, y lloraba en un rincón, diciendo: «¡Ay! Ya pasó para nosotras, hembras viejas, desventuradas, el tiempo de agradar aun a los inocentes; ¡y hasta causamos horror a los niños pequeños cuando vamos a darles cariño!»

El Libro, por H.P. Lovecraft


El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
En un laberinto de viejas callejuelas junto a los muelles,
Que olían a cosas extrañas traídas de ultramar,
Entre curiosos jirones de niebla que el viento del Oeste dispersaba.
Unos cristales romboidales, velados por el humo y la escarcha,
Dejaban apenas ver los montones de libros, como árboles retorcidos
Pudriéndose del suelo al techo... ventisqueros
De un saber antiguo que se desmoronaba a precio de saldo.
Entré, hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
Cogí el volumen más a mano y lo hojeé al azar,
Temblando al leer raras palabras que parecían guardar
Algún secreto, monstruoso para quien lo descubriera.
Después, buscando algún viejo vendedor taimado,
Sólo encontré el eco de una risa.

A la espera de la oscuridad, por Alejandra Pizarnik



Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos